IOSHUA live Posadas Misiones

IOSHUA habla para CANAL ENCUENTRO Argentina

viernes, 24 de mayo de 2013

MAR El violeta es color del odio, libro 2013

MAR Mi padre fue la única figura en este mundo que me ha llenado de miedo, odio, dolor y pánico. Su alcoholismo y sus adicciones agravaban su agresividad y mi mama y yo éramos sus víctimas favoritas, pues a mis dos hermanas nunca las toco, en cambio a nosotros… bueno, nos arruino el alma. En una de esas tantas palizas se le fue la mano e incluso se burlaba de mi llanto cuando me golpearme. Yo tenía 8 años. Esas cosas destruyen tu mente y nunca se olvidan. Palizas, castigos, golpizas, escarmientos, como sea que sea que se diga, el dolor siempre es el mismo aunque también aprendes a convertirlo en furia, resentimiento, odio e inhumanidad. Sufrir también es aprender. Quizá una caricia pueda mitigar el dolor… pero no siempre es así. Cuando tocan tu cuerpo con perversión, avanzando sobre tu inocencia y tu debilidad. Te sientes asustado, sin protección y atrapado en algo que no entiendes realmente pero que sabes que no es bueno. Empiezas a sentirte extraño. Lejano, abandonado, diferente y encendido pero por un fuego que arde como la angustia. Mi padre lastimaba mi cuerpo y mi mente y creo que eso afecto algo más que mi niñez. Convivo con tantos fantasmas impronunciables, tantas imágenes en mi mente. Solo creo que he perdió muchos sentimientos intentando borrar todo esto. Algunos profesionales dirán que quienes fuimos abusados somos “sobrevivientes” como una manera piadosa de darnos dignidad pero yo no me siento un sobreviviente, yo soy un animal. Yo no tengo sentimientos solo tengo instinto y nunca sabré quien hubiera sido realmente si no hubieran torcido mi vida. Mis padres se divorciaron en 1989 y entonces él se alejó de mi pero ya era demasiado tarde. Yo tenía casi 12 años. Yo pesaba más de 110 kilos. Odiaba mi cuerpo y mi piel. Me aborrecía con todo furor. Realmente me detestaba y sentía sucio, marcado con alguna maldita señal o infectado con la peor enfermedad. Empecé a dejar de comer y solo tomaba agua y s comía vomitaba. Para mis 17 años ya pesaba 45 kilos y empezaba a buscar más encuentros sexuales con casi cualquier hombre o muchacho y a conseguir mis primeras drogas con muy poco dinero. Por alguna razón solo lo hacía para castigarme. Sentía que era mi culpa todo lo que me había ocurrido, que lo merecía y que lo había provocado. Sentía una profunda culpa de haber nacido. El primer chico del que me enamore se llamó Darío y ambos teníamos 15 años. Darío disfrutaba mucho de nuestros amistosos encuentros sexuales, yo siempre lograba sorprenderlo… pues supuestamente ambos éramos vírgenes, novatos pero no lo éramos ambos. Una noche en la que jugábamos enloquecí de placer a Darío. Él tan tierno y fresco jadeando me lanzo ¿dónde aprendiste eso? Y fue un golpe que me paralizo. No supe que responder pues claro no podía hacerlo. Yo solo sabía hacerlo y no recordaba ni como lo había aprendido ni con quien. Estuvimos juntos 2 años, hasta abril de 1996. Perderlo hundió mi pequeñísima vida. Intente suicidarme cortándome las muñecas pero apenas fue una tontería más. Fue un año muy triste para mí. Mi había enamorado dejando atrás el infierno, eso creía entonces. Pero amar es brindar la posibilidad de que te destruyan y yo termine destruido. Fue como incendiar las últimas ruinas. En ese año, en diciembre de 1996 mi padre se suicida, la noche de año nuevo. Fui apenas un instante a su sepelio y allí volví a verlo y nada más. No experimente ninguna sensación. Luego primero sentí felicidad, liberación, estar a salvo por fin. Luego con los años sentí odio, furia y resentimiento a su memoria. Luego sentí un enorme vacío, soledad y pena. Hubiera deseado con todo mi corazón que él hubiera reconocido algo de lo que me hizo y que me hubiera pedido perdón, al menos darme una pequeña disculpa. Pero no. Él no sintió ningún remordimiento ni arrepentimiento ni compasión y se fue sin decir nada ni intentar arreglar lo que ya estaba arruinado. Hoy solo me invade esta ansiedad. Yo creo que hubiera podido perdonarlo si acaso me hubiera pedido perdón. Creo que ya no importa. Luego me involucre en tantos excesos. Cocaína, alcohol y prostitución. Ahora que lo pienso… bueno, empecé a prostituirme a los 17 años, luego de que Darío me dejo y me lancé de lleno cuando mi papá se suicidó… extrañamente es el exacto momento en que empecé a escribir mis primeros poemas. Hoy no entiendo el completo sentido de escribir todo esto. No es autocompasión ni pido la piedad de nadie. Escribo porque hoy puedo hacerlo y nadie entendería lo que pasa por dentro cuando no podes ni pronunciarlo. Hoy tengo 35 años y esto es todo. Puedo reconstruirlo sin llorar ni lastimarme. Puedo devolverlo, redimirlo, superarlo y dejar un rastro mejor pues hoy son solo cicatrices. Me robaron mi niñez, remate mi adolescencia y hoy construyo mi adultez. Me sostengo y aguanto. Me enamore solo para comprobarlo al menos seriamente 3 veces y fue intentar que yo podía hacerlo. Espero que nunca más nadie abuse de ningún niñx, que nadie lx violente ni tome su vida vida. Rezo por esto todas mis noches de insomnio cuando recuerdo y vuelvo allí y me veo y siento y huelo aquellas situaciones. Siento mi cuerpo quebrado en mil pedazos, como si mi piel fuera de cristal y estando rota dejara expuesto el corazón de su interior. Así me siento. Con mi corazón al descubierto. Hoy no voy a llorar, voy a escribir un poema que contenga toda la tristeza del mundo y que no hable sobre mí. Hoy voy a abrazar y proteger a aquel pequeño niño de pueblo al que su mamá llamaba Mar. IOSHUA

jueves, 16 de mayo de 2013

IOSHUA LIVE 2013