IOSHUA live Posadas Misiones

IOSHUA habla para CANAL ENCUENTRO Argentina

miércoles, 7 de diciembre de 2011

IOSHUA en SALIDA DE EMERGENCIA partes 1 y 2


sábado, 3 de diciembre de 2011

IOSHUA en SALIDA DE EMERGENCIA

DIVERSIDAD EN EL BARRIO from Mathieu Orcel on Vimeo.

martes, 22 de noviembre de 2011

IOSHUA entrevistado en LA TIENDITA DE ARTE radio

martes, 15 de noviembre de 2011

IOSHUA entrevistado en Posadas Misiones

domingo, 9 de octubre de 2011

IOSHUA entrevistado en Radio Nacional de Rosario (Santa Fe)

sábado, 8 de octubre de 2011

MALINCHO

Por alguna viciada razón El Malincho creía que siempre se saldría con la suya. Quizá sus inconciencias con las que avanzaba sobre la vida no eran más que la furiosa ceguera del hambre y la soledad. Si, como un animal, quizá.
Pero hasta los animales mas insignificantes tienen intacto el instinto de supervivencia… pero El Malincho no. El Malincho era un pibe de lo más hermoso en este condenado mundo. Su belleza brutal apenas desdibujada por su apariencia desdeñada. Un ardiente potrillo salvaje al que me habría montado cada instante para huir de este universo.
Pero quizá vendrían días que él no podría ni imaginar.

Su vida siempre en los rincones de la noche y metido en problemas y piyando carteras o asustando a cualquiera para robarle algo. Comiendo cuando podía, durmiendo donde podía y drogándose siempre. Nunca le conocí amores y él nunca me hablo de ellos, parecía que su furia encubría algo de casto y virginal, aunque a veces andaba por ahí con alguna chica fastidiosa que lo acompañaba y le decía cosas lindas y luego la desaparecía de su lado. Así también con algún secuaz… las pocas veces que lo vi con algún compañero de piyes no fue mas que una o dos veces, sigo creyendo que El Malincho era de esos animales solitarios que apenas cumplían con la molestia de vivir hasta que se morían nomás.

Yo lo quería mucho al Malincho.

El Malincho era un pibe de la calle bendecido con la más fogosa belleza de punta a punta. Un bandido encantador que trampeaba en las calles de Constitución.

Siempre encontraba alguna jugada para hacerse de unos pesos. Una vez estaba en un asqueroso bar de mala muerte tomándose una cerveza y ve unos 3 tipos allí en una de las mesas tomando lo suyo. Se miran, se acercan y empieza la aventura.
Los tipos querían cocaína, ya, urgente. Se los notaba algo alterados y por supuesto parecía que no eran de la ciudad. El Malincho claro se ofreció a conseguirles todo lo que quisieran, de la mejor, de las mas pura, a cambio de un poco y unos billetes. Que él sabia muy bien quien vendía allí en la zona. Los tipos parecían confiados y le dijeron que tenían el dinero en una habitación en una pensión allí cerca.
Terminaron las cervezas y así hacia allí fueron a buscar los billetes para la cocaína. Algo se sacudió más aun en el infierno.

La pensión donde paraban los tipos eran un montón de piezas roñosas que alquilaba un peruano que no preguntaba nada a nadie. Fueron todos juntos hasta la última habitación del pasillo. Abren la puerta y apenas entran, se quedan junto a la puerta abierta del lado de adentro. El Malincho parecía desesperarse ante la jugada que tenía planeada, les iba a agarrar la guita y se iba a borrar. Era perfecto. Pero estos tipos hablaban entre ellos y no sacaban la plata. Malincho se empieza a poner nervioso y apura el trámite. Los tipos preguntan “cuanto seria 600 pesos de merca? Queremos pura, nada de giladas, ok?” “600 pesos? Yyyy un montón asi, yo les consigo de la mejor ya van a ver. Es buena buena en serio.” Los tipos se miran entre si y empiezan a buscar en sus bolsillos.

Por alguna viciada razón El Malincho creía que siempre se saldría con la suya. Quizá sus inconciencias con las que avanzaba sobre la vida no eran más que la furiosa ceguera del hambre y la soledad. Si, como un animal, quizá.
Pero hasta los animales mas insignificantes tienen intacto el instinto de supervivencia… pero El Malincho no. El Malincho era un pibe de lo más hermoso en este condenado mundo. Su belleza brutal apenas desdibujada por su apariencia desdeñada. Un ardiente potrillo salvaje al que me habría montado cada instante para huir de este universo.
Pero quizá vendrían días que el no podría ni imaginar.

El Malincho hace su tonta jugada sin sentido y les apunta con un pequeño revolver que saca de atrás de la cintura de su pantalón y les exige “Denme toda la guita dale dale, dale o los quemo…” los tipos se quedan confundidos y se miran, y en un segundo sacan cada uno una pistola enorme y se la ponen cada uno en cada lado de la cien a la cabeza del Malincho. Algo se sacudió más aun en el infierno.
Lo empujaron para dentro de la pieza, El Malincho intenta huir pero lo agarran y le tapan la boca y lo tiran contra uno de los catres de la pieza. Cierran la puerta. Le meten un trapo en la boca y lo tienen forcejeando contra el catre.
“Que hacemos con este boludito?” pregunta uno. “Y lo cogemos, no? Esta lindo el idiota, no? Yo ando medio caliente y me viene genial. Agarrenlo fuerte que yo voy primero” y lo desnuda a los tirones. Le baja los pantalones hasta las rodillas y empezó a manosearle el agujero del culo. Malincho resoplaba y se estaba quedando sin aire. El tipo le metía un dedo con fuerza y le escupe el agujero y le apoya la pija durísima y empieza a empujar.
El Malincho casi no podía ver nada ya que tenia la cabeza hundida boca abajo.
El tipo entro hasta el fondo del Malincho. Varias veces y cada vez más rápido y violento hasta que le acabo adentro. Así mismo se prendió el otro tipo y cada cual a su turno los 3 tipos le entraron por el culo del Malincho hasta lo más hondo, caliente y herido del pibe.

Y los tres le acabaron adentro a El Malincho que solo quedo allí sollozando, agotado y apenas se movía. Casi muerto.

Los tipos se arreglan las ropas un poco, se hacen unos chistes cómplices, agarran una valija y uno de ellos se acerca al Malincho y le da unas palmadas en la cola y le dice: “Para que aprendas quien la tiene mas grande, pichón” y sin mas desaparecieron.

El Malincho quedo allí apenas con aire y algo de fuerza para levantarse pero estaba destruido. En la pieza solo había quedado el zumbido de algunas moscas. Intento incorporarse pero se cayó. Se quedo ahí desmayado un buen rato. Desnudo. Casi muerto. Entre el zumbido de algunas moscas.

Luego de eso El Malincho desapareció un tiempo del barrio y ya nadie lo volvió a ver merodeando por Constitución. Supe que se hizo cartonero y se había ido a vivir a un ranchito en una villa de Florencio Varela. Y quizá también por aquello que le paso con esos 3 tipos… quizá, no lo se, El Malincho empezó tímidamente a ir a los cines porno. Primero solo entraba a mirar y ver si se animaba a hacer algo y las primeras veces apenas se dejaba tocar un poco y huía de la situación. Pero quizá ese deseo que despertaron esos 3 tipos que lo violaron lo hacia volver a los cines porno e intentar una vez mas y luego ya se empezó a animar un poco mas y se dejaba chupar la pija y el también empezó a chuparlas. Y así hasta que se pasaba las madrugadas enteras y los días enteros revolcándose con otros tantos perdidos en los cines porno de 24 horas.
De día en las calles cartoneaba un poco y con los pesos que juntaba se compraba algo para comer, unas cervezas y lo demás, claro, era para entrar al cine porno.

Por alguna viciada razón El Malincho creía que siempre se saldría con la suya y talvez de alguna manera así fue. Quizá sus inconciencias con las que avanzaba sobre la vida no eran más que la furiosa ceguera del hambre y la soledad. Si, como un animal, quizá.
Pero hasta los animales mas insignificantes tienen intacto el instinto de supervivencia… pero El Malincho no. El Malincho era un pibe de lo más hermoso en este condenado mundo. Su belleza brutal apenas desdibujada por su apariencia desdeñada. Un ardiente potrillo salvaje al que me habría montado cada instante para huir de este universo.
Pero quizá vinieron días que el no podría ni haber imaginado.

Hoy nadie merodea las calles con tanto encanto. Su belleza se desvaneció como todo lo demás. Hoy El Malincho empuja su carro de basura con la sola necesidad de pagar su entrada al cine porno y mastica en su corazón la furia de que para él quizá vinieron días que no podría ni haber imaginado.
Pero no importa nada en este mundo.

Yo se que una vez cuando nos conocimos en medio de una borrachera nos besamos con El Malincho y fascinado por su tibieza supe claramente que entonces algo se sacudió más aun en el infierno.
Pero esta vida es una desgracia tenaz y quizá para ambos vinieron días que ni el ni yo podríamos ni haber imaginado… aunque supiéramos que algo se sacudió más aun en el infierno.

viernes, 30 de septiembre de 2011

PARTIDO AL MEDIO EN EL MEDIO DE LA NOCHE

Tu casa es apenas el hueco donde crees tener una familia.
Tu cuerpo es apenas el hueco donde crees tener una vida.

Este trago aun no será suficiente para olvidar.

Mierda, el mundo se incendia y todo se derrumba adentro nuestro.
Las cosas solo empeoran y esta enfermedad ya nos esta pudriendo los huesos.
No, aun este trago no será suficiente para olvidar.

Jodimos el sueño, verdad?
Si, vaya que verdaderamente lo jodimos.
Quedo algo bueno de lo que dañamos?
No mucho… realmente nada, sabes.
Entiendo, sírveme un trago mas, por favor que me muero hambre.

Y este furioso morir de hambre
Solo me aviva el odio de hacerme un banquete.
Si
Claro que si.
Condenado furor
Maldito morir de hambre.

Asi que si, si me haría un buen banquete…
Arrancando de cuajo y poniendo en una puta bandeja
todos esos dedos que señalan
todas esas lenguas que murmuran
todos esos ojos que husmean
todos esos corazones que juzgan
todas esas manos que lastiman…
Me haría un maldito banquete servido en una puta bandeja.

Que ya estoy furioso de morirme de hambre
Y ver como tantos otros mueren de hambre
Y que aun este trago nunca es suficiente.

En las calles
Entre la mugre

Madres famélicas cargando sus crios esqueléticos
Dopados para no molestar cuando piden monedas durante horas
Envueltos en trapos sucios.

Viejos enfermos y derrotados que apenas pueden caminar para juntar basura
Y dormir en algún rincón cuando llueve. Cagando en las calles hasta morir de frío.

Mujeres agotadas por la frustración y los golpes de sus maridos
Cansadas del trabajo y la postergación y el silencio
Rendidas llorando a escondidas cuando vuelven a sus casas.

Niños y niñas corriendo sucios por las noches
Evadiéndose de todo robando tonterías
Pidiendo huyendo por la madrugada
Solos.

Pibes sin motivación ni ganas de soñar el futuro
Enloquecidos por los latigazos de la demencia y el sin sentido.
Golpeados hasta quebrarse por las órdenes de este maldito mierdero:
Compra, vende, adelgaza, ve al gimnasio, se exitoso, compra mas ropa, no tengas personalidad, compra mas electrodomésticos, compra mas relojes, compra, golpea a tu mujer, emborráchate solo para olvidar que eres un infeliz obrero, no escuches a tus hijos, gasta tu pequeño sueldo en créditos y putas, jubílate, enférmate y muere de una maldita buena vez.

Chicas entregadas a cualquier promesa de ser “una mujer” buscando noviecitos que les prometen amor eterno y ya luego empiezan los golpes y la humillación y las violaciones cargando sus embarazos entre miserias y locura. Solas en la noche ofreciéndose a cualquier tipo por unos billetes. Limpiando la mierda de otros por un poco de dignidad. Vaciadas emocionalmente por la degradación. Castigadas con la obligación de ser bonitas. Olvidadas de todo. Aguantando golpes y llorando en silencio tener que seguir adelante por sus hijos.

Mientras los gusanos engordan comiéndote el alma traficando el cinismo de lo que podes pagar con tu sueldo.

Mierda, el mundo se incendia y todo se derrumba adentro nuestro.
Como pudimos joderla tanto?
No nos queda nada, lo se.

Y yo también perdido por la desesperación
A veces apenas puedo sostener con firmeza mi botella.

Ni yo ni nadie quiere saber de estas cosas
Pero es lo que me tiene partido al medio
En el medio de la noche.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

“Los payasos y la pasta de campeón”

IOSHUA exclusivo para revista TODO PIOLA
www.pijabirrafaso.blogspot.com


A veces hay muchas cosas que son difíciles en cualquier barrio del conurbano. Uno aprende como sea a conseguir lo que le gusta… lo necesario y todo lo demás, como el amor y los afectos. Vivir lejos de la capital no es ni bueno ni malo… que se yo, todo depende del aguante con que se lo mire y las ganas de cada uno. Yo vengo de un barrio sencillo, no humilde, sencillo. En la periferia no hay “humildad”, hay una arrogancia del aguante, de las agallas. El aguante hace falta siempre: tanto para encarar una historia con un chavon que te gusta como para encarar meterte a pelear el bienestar de cada día.
En mi propio barrio conocí la discriminación por ser gay, afortunadamente siempre fui un tipo de exigir respeto y eso hizo que las cosas nunca fueran demasiado violentas conmigo, pero no es nada gracioso crecer mientras te gritan PUTO como un insulto. Los mismos pibes del barrio te hacen sentir el peso de NO ser heterosexual… es difícil, pero al cabo ellos se reían de mi por ser gay y yo me reía de ellos por ser heteros.
Realmente me harte de soportar la burla y que me subestimen solo por mi identidad sexual, pero no solo a mi sino como en general se consideraba divertido y ridículo a un homosexual, y así fue que empecé a salir a decir las cosas que considero deben dejar de pasar entre los mismos pibes: la homofobia. Nadie parece cuestionar la aparente obligación de ser “normal”, y eso también incluye a quienes están excluidos.
Entonces ese aguante del barrio que exige que todos seamos “normales = hetero” se convierte en una manera de marginar aun mas incluso en los barrios marginados. Las personas de identidades homosexuales (gay, lesbica, travesti, intersex, etc) en los barrios marginales a veces no solo deben afrontar la injusticia social sino también la injusticia cultural promedio que considera la heteronormatividad con un valor de bien.
La vida en los barrios pobres es difícil… pero mas aun si sos raro, torta, trava… puto.
El aguante de cada día no es fácil para todos… y yo se muy bien que no todos en el barrio pueden aguantar y eso es injusto, pues uno también se cansa del aguante y de la arrogancia, pero nunca se cansa de garchar con quien quiera. La homofobia es mediocridad y arruina a las personas y no hay ninguna excusa para justificar la exclusión de las identidades homo de los derechos básicos de todas las personas ni del respeto sociocultural. Pero yo no pido permiso de ser gay, sino que exijo el respeto de mi identidad y punto. Las sexualidades no se discuten, se construyen y se asumen.

En el barrio aprendes a defenderte y de a poco te curtis y haces la tuya si tenés pasta de campeón. ¿Por qué debería pensar que esta mal sentir como siento? Aprendí a cultivar en mi mismo la voluntad y la determinación de vivir solo como me gusta sin bancarme la gilada de nadie. Soy puto y vivo en un barrio de la provincia. Tengo aguante para lo mío y eso esta bien… dibujo, escribo poesía, estoy felizmente enamorado, me gusta compartir con mis amigos y esas cosas. En todos lados siempre están los barderos que te gritan insultos y te buscan quilombo, pero que se curtan ellos también, pues en definitiva parecen policías de la heterosexualidad jajajaja. Yo hago la mía, y garcho solo con los chavones que me gustan. Y no quiero enfrentarme a mi misma gente… pues ambos estamos oprimidos por las mismas injusticias, y no es necesario dañarnos aun más entre nosotros. Ojala se entienda la importancia de estar todos juntos contra el real enemigo que son los prejuicios y sus consecuencias.

Acá en mi barrio es casi como en cualquier otro lugar de la provincia y yo soy como casi cualquier otro chavon de la provincia. Hago la mía y no le doy cabida ni a los barderos ni a los caretas, que en todos lados son lo mismo: ortibas de la cultura hetero-burguesa-policial.
Yo hago la mía y eso esta bien. Muchos somos marginados y discriminados todos los días por lo que somos: diferentes, pero esa misma diferencia hace a la sociedad en su diversidad y potencialidad mas pura y verdadera para todos. Nunca me convenció la lastima de los aceptados y satisfechos, pero menos aun la marginación sin sentido de los propios marginados. BASTA DE HOMOFOBIA. BASTA DE MARGINACION. POR LA UNION VERDADERA Y LA CONCIENCIA DE CLASES Y LA DIVERSIDAD.

IOSHUA, Barrio de Libertad – Merlo, Provincia de Buenos Aires. 2011

miércoles, 17 de agosto de 2011

IOSHUA lee su poema "Amor en bici"


sábado, 13 de agosto de 2011

IOSHUA lee su poema "Ven a mi casa suburbana"

jueves, 11 de agosto de 2011

IOSHUA entrevistado en REFUGIO DE BIPEDOS Radio

miércoles, 10 de agosto de 2011

IOSHUA en la Primera Feria del Libro Kartonero (Asuncion - Paraguay)

lunes, 1 de agosto de 2011

IOSHUA lee su poema "El silencio" (adelanto sin editar)

viernes, 15 de julio de 2011

IOSHUA lee en vivo "La marea" en TEMPORADA DE CHONGOS radio


IOSHUA lee "La marea" de su libro LOS SENTIMIENTOS (Ed. Wachodelacalle 003) en el programa TEMPORADA DE CHONGOS radio - Fm Boedo 88.3 - Buenos Aires - 10 de julio de 2011.

jueves, 14 de julio de 2011

IOSHUA entrevistado en TEMPORADA DE CHONGOS radio

Entrevista de vida: IOSHUA por MATIAS PIRO (Seminario y taller de escritura - Universidad de Comunicacion de La Plata) mayo 2011

“Mati, ya estoy en la feria, pasate cuando quieras”. Ese era el mensaje de texto en mi celular, aquel sábado de mayo que me indicaba que Ioshua ya estaba libre para encontrarnos. ¿Qué feria? La Feria del Libro Independiente y Alternativo que arrancaba su edición en Parque España, en el barrio porteño de Constitución. Habíamos tenido un día hermoso de otoño, soleado y la noche no pintaba muy diferente. Las sospechas de lluvia que corrían por ahí, no tenían lugar en el cielo estrellado de esa hermosa noche de otoño. Ideal para encontrarme con él, con Ioshua Cumbiagei. Sí, eligió un apodo muy estrafalario pero para nada poco auténtico, un pibe de treinta y tres años, merlense, del conurbano, “de allá abajo” como él mismo se define. Vamo’ los pibe’, profesa Ioshua en sus escritos, en sus canciones, en sus dibujos. Sí, en todo eso. Él es un polifacético pibe de barrio que la calle, la esquina, las drogas y sus chicos, moldearon al son de la poesía, las historietas y la música.
Así fue cómo nos encontramos, entre llamadas, coordenadas por mensaje de texto, “estoy levantando la mano, ¿me ves?”. Los feriantes eran multitud, la oscuridad bastante espesa y las caras se perdían entre libros, puestitos, humaredas de faso y rondas de chicos compartiendo unas cervezas. Unos minutos con el cuello bien erguido y los ojos bien abiertos bastaron para reconocerlo. Ahí estaba Ioshua, con su look característico: pantalón deportivo, zapatillas grandes (esas que apodan “llantas”), campera vaporosa y una gorra de visera. Era él, no había duda. Guardando sus últimos libros en una cajita llena de calcomanías, pagándole a su imprentero amigo y saludando a sus puesteros vecinos, nos encargamos dos buenos fernet, buscamos un lugar cómodo en el parque, un poco alejados del gentío. Decidimos que una parecita cerca del arenero del parque sería el lugar ideal para sentarnos, compartir una charla y dar lugar a un recorrido que Ioshua parecía ansioso por comenzar.
“Yo no me caí de una nave espacial. Yo estaba ahí con todos los demás y era un bardo. Yo estaba siempre en la esquina, tomando birra, metido siempre con los peores del barrio. No era el típico putito, triste, oscuro, que está siempre solito, que todos lo bardean, porque nadie lo comprende, porque no tiene coraje. Todo lo contrario. Yo era un bardo.” Ioshua se describe en aquella infancia desde la sencillez y desde la naturalidad con la que asume su pasado y su historia. “Soy un pibe que tuvo nada más que la capacidad de escribir, nada más. No hay mayor secreto.”
Pero había muchísimo más. Ioshua no iba a quedarse en la cómoda decadencia de ese pantano, ese primer panorama en el cual se encontraba con su familia. “Mis viejos eran dos personas muy humildes, muy sencillas, muy atormentados los dos. Arrastraban vidas con cuestiones sin resolver. Con el tiempo me di cuenta que ellos venían cargando cosas que nunca hablaron y dejaron que con eso se construya una bola nefasta y siniestra que arrastró a todos. Mi viejo era cocainómano, de hecho él me hizo tomar a mi cocaína cuando yo tenía catorce años, mi vieja era depresiva. Padre alcohólico, golpeador, un ser miserable. Mi madre era una mujer supuestamente desvalida, todo lo justificaba con “pero él es así”. Ella estaba dejando que él sea así. Mis hermanas, dos hermanas mayores que eligieron salvarse tan pronto como podían. Uno crece con esos fantasmas, esas cargas, esas culpas, que en un punto, te terminás creyendo que vos algo tenés que ver con todo eso. Pero te das cuenta que no y te tenés que poner en el lugar de tener que atacar a tu propia sangre y empezar a devolver, o me seguía hundiendo en el mismo pantano de ellos. Fue un comienzo muy ingrato”.
En la cotidianeidad de su soledad en Merlo, aburrido y fastidiado por su entorno familiar, Ioshua se detiene en la literatura sin saber por qué. “Yo tenía un amigo, un amigo muy querido que lo mataron, se llamaba Tato. Él era el ladrón del barrio, era el pibe que robaba todo el tiempo y era mi amigo, obviamente. Y…descubrió que las bibliotecas se roban muy fácil. Las bibliotecas de los barrios. Era tan fácil como romper un candado o entrar por una ventana y robar. Tato, a veces, venía a mi casa a la medianoche, con una mochila llena de libros y sabía que a mí me lo podía vender por algo, para él tener para la birra, para el faso o algunos mangos, ¿no? Le daba unos pesos y le sacaba algunos libros. Tenía que ver que elegir. “A ver qué trajiste… Toda mierda trajiste, no me interesa”. Pero que sé yo, Marcos Denevi con Rosaura a la diez, Estanislao del Campo con El Fausto, eh…cosas así. Literatura de biblioteca popular de barrio. Trataba de seleccionar lo que más o menos me parecía interesante. Y hora que me acuerdo, uno de los más raros que le saqué fue El canto de Orfeo, un libro sobre poética griega, mitológica, ¿no? Y era todo sobre la figura de Orfeo. Ves, yo me detenía en eso. Pero… ¿Por qué yo me detenía en eso? ¿Por qué a mi me movía el alma? Fijarme en eso, coleccionar porquerías, leer libros. O sea, leer libros, era como…” Ioshua hace un silencio y ensaya una cara extraña, de asombro, de esas que se ven cuando se trata de un “bicho raro”, tal vez aquella cara que sus hermanas y padres le ponían al reconocer en él su interés por la literatura. “Y así como me detenía en eso también me la pasaba bardeando. No sé, me parecía que era re natural para mí. Eso creo que también hizo que el camino sea difícil, porque te conocen como un bardo y creen que eso es todo lo que hay”.
En su pubertad, con apenas 15 años, Ioshua decide apartarse del infierno que vivía en su casa y comenzar su camino, alejado de su familia y más cerca de la calle, donde se encontrará a sí mismo, a su sexualidad, a sus primeros amores, y cientos de historias que lo moldearán y lo harán convertirse en aquello que soñaba.
La soledad. Su soledad. Ioshua repara en ella más de una vez y no sin razones. Esta soledad iba a forjar una identidad libre, sin ataduras, irreverente. “Esta cuna ingrata de la que hablo, habilitó otras cosas. No tenía nadie a quien explicarle nada, porque nadie me pedía explicaciones. Nadie estaba atento a lo que yo hacía. Así como me garchaba a un pibe, así como me tomaba tres bolsas de merca, así me iba una semana de mi casa y nadie me preguntaba nada. No le importaba a nadie. Entonces, ¿quién te va a venir a reclamar? “Che vos sos medio puto, no me gusta que te vistas así”, ¿no te vistas así? Nadie se fijaba si estaba vestido, si tenía una campera una noche cuando hacía frío. Imaginate, no les importaba eso, mirá si les va a importar si yo estaba con un pibe o con otro. Entonces esa impunidad, me dio estar a la buena de mí mismo e hizo que nunca considere que ser puto era algo que yo debía explicarle a alguien. Era natural, pero porque era impune justamente. No tenía a nadie a quien tener que demostrarle nada”
“A los quince tuve mi primer amor. Era un compañerito de tercer grado, que nos volvimos a encontrar de más grande. En ese momento, los dos estábamos muy el uno en el otro. Nos hacíamos compañía de alguna manera, entre tanta soledad. Hubo otros amores fugaces en la noche, pero la desesperación de querer amar a alguien, compartir un tiempo. Esperaba que esas personas continuaran, se prolongaran en mí tiempo” Otra vez la soledad. Aquella a la que Ioshua iba a presentar batalla desde todos sus frentes. “Yo no quería estar solo, quería un compañero” me lo dice francamente con la claridad y sencillez con la que se anima a recorrer todos estos años de vida.
“Me fui de mi casa buscando lo mío, no sabía qué era lo mío. Yo me fui a la calle porque sabía que tenía algo adentro pero no sabía qué era. Estaba todo bien con la esquina, estaba todo bien con el bardo, pero yo me daba cuenta que lo que a mí me mantenía despierto en las noches, de vagón en vagón, o durmiendo en plazas o en hospitales… ¿Qué me mantenía a mí pensando que iba a haber un par de horas por delante? Era eso que yo no sabía qué era. En el medio obviamente vas creciendo… Tenés amistades, amores, te enamorás, te desilusionás, cogés…lo de siempre. Pero yo sabía que tenía algo adentro que no sabía cómo era, no sabía cómo se llamaba, nadie me lo explicaba, o sea, ¿qué era lo que me pasaba? ¿Qué buscaba yo? Un día me dí cuenta que era escribir, hacer música, era estar involucrado en una situación creativa. Ahí me di cuenta que esto me mantiene vivo.”
“Era muy terco y a veces muy tonto, también. Dibujar y escribir me llenaba. Esa terquedad, me llenaba y me acompañaba, me hacía pasar las horas y se iba puliendo. Sabía lo que me gustaba y sabía cómo modificar aquello que fallaba. Pero aquello que fallaba en el otro, no en mí. SI yo empecé a escribir es porque detestaba todo lo que leía. Entonces empecé a modificar el mundo tal como quería verlo. Así empecé a llenar mi mundo, mi pequeño mundo, con todas las cositas que yo hacía. Este camino arrancaba así y no sabía para dónde iba.”
Con los años y luego de una maduración dolorosa, atravesada por una enfermedad terminal de su madre y la separación de un gran amor que lo acompañó durante años, Ioshua supo hacia dónde iba. De vuelta a la tranquilidad de su hogar para cuidar de su madre, supo que su camino lo debería transitar a través de la música, el dibujo y la escritura. “Llenar los espacios de mi vida, solo eso, llenar el vacío” repite más de una vez. La soledad otra vez. La música, otro motivo más para escapar de ella. Con un pianito “esos que usan los chicos” y una guitarra que intercambió por ropa robada de un boliche, comenzaron sus primeras experiencias en lo que después iba a terminar en su actual banda musical Corazóndeninio.
En aquella época de horas muertas en la tranquilidad de su casa, en compañía de su madre, nacieron sus primeros fanzines a birome. Poco a poco esas historias y esos personajes sueltos, madurarían y formarían su cómic que lleva el nombre de CUMBIAGEI y que hoy es su carta de presentación como dibujante. Personajes de barrio, pibes chorros sexys, historias de vagones, hambre y drogas son los condimentos que Ioshua rescata de un tintero muy personal.
Ioshua se para frente al mundo y lo modifica, todo el tiempo, caprichosamente. Lo quiere tal como el lo quiere sentir, no se cansa, insiste. Con este inconformista espíritu de búsqueda constante comenzó su lucha como militante, que encabeza bajo el lema “Clasismo homo”. “Yo siempre fui un cabrón para opinar sobre ciertas cosas. Pero cuando leía sobre la C.H.A. , yo sentía que no estaba ahí, yo no era eso. Era para otra gente, para otro mundo. Todas esas cuestiones no me gustaban. Las quería ver en un contexto real, en el cual yo pudiera existir. Eso vino a cerrar un día con la frase “clasismo homo”. Era una cuestión de clases. Salió así, de toque, ya estaba ahí, era cuestión de ponerle un nombre”.
Una vez más, Ioshua me demuestra ese espíritu libre para forjar su mundo, su arte, su realidad. Sus treinta y tres años no me hacen sentir que estoy frente a un hombre de su edad, todo lo contrario, siento un niño jugando e interviniendo el mundo, lo que está a su alcance, tiñéndolo con sus colores, dibujándolo con sus biromes, orquestándolo con sus acordes.
“Yo ya no soy ese pibe que estaba en la esquina drogándose… Hubo todo un montón de cosas que hice que me permitieron mirarme a mí mismo desde otro lugar. Ni mejor ni peor, pero quizás quebrando la historia de quienes me hicieron, que era el silencio. Hoy poder hablar me parece maravilloso, que alguien se interese por lo que hacés. Algo que nunca me pasó.”
La feria ya terminaba, ya no quedaba casi nadie. Levantamos nuestras cosas y unos redoblantes nos avisan que había vida por ahí, a unas cuadras. La murga del barrio, ruidosa, estaba reunida y en plena acción. Hacia ella nos dirigimos, charlando por lo bajo, reflexionando y riendo mucho acerca de las tantas experiencias que compartimos. Encontrarnos con la murga había sido, sin duda, la mejor opción. El hambre de aquel momento encontró sosiego en las humeantes parrillas de los costados del escenario. Con un choripán cada uno, bien abrigados, nos fuimos caminando a buscar un bondi que nos acercara a nuestros próximos destinos. Ioshua parecía contento. Le gusta hablar, sentirse escuchado y explayarse, y ésta había sido una linda oportunidad para demostrarlo.
“Vos sabés… El otro día me hicieron una pregunta, esas preguntas bien de formulario de entrevista y me preguntaron: ¿cómo artista, cuál es tu lugar en el mundo? “El abrazo del hombre quien me ame”. No supe contestar otra cosa. De eso se trata todo”.

viernes, 1 de julio de 2011

IOSHUA en vivo en 2DA FERIA DE ARTE QUEER (Mendoza - Argentina)

IOSHUA en vivo en Radio Universidad UTN Cuyo - Mendoza (Argentina)

sábado, 25 de junio de 2011

martes 28 de junio IOSHUA en Mendoza



martes, 21 de junio de 2011

IOSHUA entrevistado en TE GUSTE O NO (Fm Radio Planeta 100.1 - Resistencia, Chaco)


IOSHUA entrevistado en el programa TE GUSTE O NO de Fm Radio Planeta 100.1 de Resistencia - Chaco, Argentina. IOSHUA habla sobre su editorial WACHODELACALLE y su visita a la 3RA FLIA CHACO. Ademas un fragmento del audio de CLASISMO HOMO. Jueves 17 de Junio 2011
www.wachodelacalle.com
www.clasismohomo.blogspot.com
www.myspace.com/cumbiagei

jueves, 2 de junio de 2011

IOSHUA entrevistado en el programa MEDIO SECTOR de Radio Universidad de La Plata 107.5

sábado, 5 de marzo de 2011

IOSHUA NOT DEAD (documental)

jueves, 24 de febrero de 2011

LA MAREA

“Che, nunca me olvides… aunque apenas vas a recordarme, ya se…” me dijo dándome la espalda en la cama. Dándome esa espalda suave y hundiendo su voz de puñal un poco en la almohada. No respondí nada. Solo me quede mirándolo ahí desnudo y en su bellísima espalda resonaba ese pedido y pensé: que pibe tan tierno… que voz tan tierna… que lamento tan cruel.

Al pibe lo conocí en el baño de la estación de tren de Hurlingam. Yo estaba ahí y justo entra este pibe como quien entra y busca caras conocidas en una fiesta. Apenas si gire para mirarlo y lo vi ahí frente al espejo lavándose la cara. Lo vi secarse la cara subiéndose la remera y sus manos contra los pantalones y quedarse un momento tocándose el bulto. Termine y me acomode la bragueta, me acerque a lavarme las manos, nos miramos mientras el seguía apenas tocándose el bulto. Me lave las manos y también me las seque contra mi pantalón. Volvimos a mirarnos. Le puse una mano en el hombro y le dije “vamos a coger”, y salimos de ahí juntos a buscar un lugar.

Así empiezan algunas cosas de nuestra vida… en los rincones mundanos de lo que somos… y ahí mismo, en un baño inmundo por ejemplo, los hombres siempre tienen la oportunidad de ponerse a la altura de sus principios solo tocándose la pija.
Esta ocasión, pensé un instante mirándolo sobarse el bulto, no podría ser otra de esas veces en que mi corazón salía a enredarme en amoríos… pero aprendí que la pija, en ocasiones inmundas, late mas fuerte y pega mas hondo que las patadas del corazón.
En estas cosas de hombres… pensar a veces empeora las cosas. Lo bueno es coger sin corazón. Si, ya se que así es mucho peor aun, pero… a veces hay cosas que solo empeoran desde que empiezan… y no lo podemos evitar.

Caminamos unas cuadras y le convide un cigarrillo… y pensé callado en ya cuantas veces no se que decir y solo puedo ofrecer alguno de mis vicios para distraer el silencio e intentar acercarme a las personas con alguna amabilidad. Fumamos y luego de unas esquinas nos metimos por una puerta y un pasillo hasta su pieza y cogimos un buen rato.

El pibe tendría apenas más de 18 años… no más que eso, estoy casi seguro. Lindo el varoncito. Yo, que voy partido por dentro arrastrando mis tantos años de vicio y ahí estaba durante ese rato cogiendolo y apenas si pude considerarme un buen hombre para él. Pero una vida de ruina me había traído a tirones hasta esa cama con él… y debía agradecerlo de alguna manera… aunque luego de acabar en su culo yo solo tenía unas ganas rabiosas de tomar cerveza.

Si ya cogi con cualquier… por que no debía disfrutar a ese hombre de zapatillas rotas y mejillas suaves… un poco bobalicon pero tan fresco y en celo como un puerco. Un muchacho infame y vicioso con sudor de verano lleno de sol, un chico con la más bellísima boca llena de gracia, ingenuidad y las peores maldiciones cuando se desnuda y pide pija.
Ese pibe… tan recién llegado… tan arrojado a no estar solo en ninguna cama… tan hondo sus ojos sin más voluntad que mirarme. Que muchacho aquel! Su cuerpo era inmenso para mis manos… su boca inmensa para mis besos… y su plenitud era todo el cielo entero debajo del cual apenas yo podía contemplar durante ese rato su misterio.
Que gran muchacho aquel! Que entregado! Que gracia maldita de darme unas ganas rabiosas de tomar cerveza!


Seguíamos retozando y chapándonos y manoseándonos ahí en el colchón… y yo miraba de a ratos el lugar donde estábamos, una pieza pequeña sencilla llena de porquerías y cosas tiradas. Ropas sucias en cada rincón, colillas de cigarrillos, botellas vacías… un televisor roto, unos vasos rotos, un rosario de plástico blanco, una cajita de fósforos, una pelota de futbol desinflada y un poco de luz que entraba por la ventana. Ni pude imaginar si acaso era su pieza… o estábamos metidos en la casa de algún primo suyo o algún amigo o algo así, pero afortunadamente luego de un ratito todo el lugar ya olía solo al sudor de este pibe y eso definitivamente coronaba el celo de seguir ahí sin preguntar mas nada… ni siquiera su nombre.

Nunca supe como se llamaba… o como le gustaría que lo llamara… fui egoísta de alguna manera, lo se. Hoy no puedo ponerle nombre a su recuerdo.
Solo recuerdo la inmensidad de su juventud, de su soledad hambrienta que salía de casería en los baños de hombres, su cuerpo liviano vicioso y profundo como las mareas. Nunca vi tanto lamento tan amargo y desesperado en un envase tan tibio y rapaz. Nunca tuve tantas ganas de bebérmelo todo entero de un trago. Si, ya se que así es mucho peor aun, pero… a veces hay cosas que solo empeoran desde que empiezan… y no lo podemos evitar.

Así que ya realmente quería tomarme una cerveza, en serio, mucho. Amague moverme e incorporarme un poco y buscar mi ropa mirando alrededor y él me miro mas hondo que antes y se quedo mas suave y mas entregado que antes. Mis manos fueron de su cuerpo a mi ropa en el piso y se iban como el agua de las orillas cuando baja la marea. Él muchachito, envuelto en la humedad del encanto de su sudor de febrero, se acomoda ahora en su lado del colchón y me pide:
“Che, nunca me olvides… aunque apenas vas a recordarme, ya se…” me dijo dándome la espalda. Dándome esa espalda suave y hundiendo su voz de puñal un poco en la almohada. No respondí nada. Solo me quede mirándolo ahí desnudo y en su bellísima espalda resonaba ese pedido y pensé: que pibe tan tierno… que voz tan tierna… que lamento tan cruel. Que vida tan rota. Que celo tan hondo. Que ganas rabiosas de tomar cerveza.